02 agosto 2020

Alicatar Cantabria: una herencia ruinosa




Las personas que nos presentan la ¿nueva? Ley del suelo siguen siendo las mismas que nos gobiernan desde hace tanto, que no recordamos cuando y como ellas el plan que nos traen viene del pasado y parece estar rancio y caduco, basado en la especulación y falta de previsión por, presuntamente, basarse en el avaro enriquecimiento de unos pocos a golpe del ya histórico sistema del ladrillazo.

Así pues hay que reiniciar el sistema. El slogan de “Cantabria, la creación sigue” es hoy, sin embargo, una cuestión de vida o muerte, de futuro, de herencia.

Esta pandemia nos lo apremia sin paliativos. El cambio climático también, es evidente, ya no se necesitan gráficos complejos de sesudos estudiosos.

El modelo de vida ya no va a ser igual: ni masivo, ni en torres-nicho.
El Tomavistas:tagle-barca
Necesitamos aire y tierra. Tierra y mar. Nuestro Norte peninsular aún tendrá agua un tiempo y por tanto la tierra fértil que tenemos podrá seguir siendo fértil un tiempo y esa es nuestra riqueza, nuestro patrimonio. Una costa sin ladrillazo, rica en marisco y pesca por tener aún mares limpios y con vida. Costa que se complementa con valles verdes que en pocos km, se forjan entre cordilleras y picos que llegan a más de 2000 m de altura y en ellos vida agraria. Agraria y moderna que permita más tipos de trabajo y teletrabajo y donde hay que invertir en llevar internet y servicios públicos, por que esa es la foto que nos da vida y nos dará futuro.

Para Benidors y Marbellas ya están alicatados esos lugares que ahora vemos, a la sombra de la pandemia, que no son ejemplo de modelo y menos de futuro.

Tenemos la oportunidad de promocionar nuestros pueblos, invertir en recuperarlos, reactivar los productos locales, manufacturas, industrias… Invertir en FP de agraria (La granja de Heras se queda con listas de espera infinitas); invertir en FP de servicios tanto a la industria como sociales. Sí. Es cuestión de vida o muerte. El planeta nos apremia y Cantabria contiene el aliento, nos teme, pero aún espera que nos levantemos y cuidemos de sus bosques, que son nuestros, sus ríos y sendas, que la dejemos darnos sus frutos de tierra (tierra fértil por tantos milenios de abono y cuidados) y mar y su aire para respirar. Cantabria no quiere dejarse alicatar. Por ella y nuestros nietos y nietas ¡cambiemos de Plan!, en nuestro pueblo, localidad o barrio hagamos posible una Ley para la ciudadanía y una herencia de orgullo para el futuro.

Evitemos que este proyecto (que podría también calificarse, en vacas, como de anacrónico, involutivo y primitivo, por no decir "de lerdo propósito") vea la luz para Cantabria y se apague en el cajón de las sinrazones para siempre jamas. 



Que no se repita...







1 comentario:

  1. nos encotramos en una encrucijada (social-ambiental y local-global) preocupante y apasionante. Quienes nos gobiernan aquí en Cantabria siguen mostrando que son parte importante del problema (transformación de tierras fértiles en polígonos industriales, maquillaje del faro de Ajo como reclamo inmobiliario-turístico, nueva ley de agresión al suelo y un montón de etc. dignos de exposición pedagógica sobre como reducir la capacidad de subsistencia) junto con una mayoría ciudadana agobiada con "lo suyo" y que la publicidad-propaganda la hace perder el sentido de "lo nuestro"; por ello se agradece "Alicatar Cantabria: una herencia ruinosa" que ofrece rigor y claridad para elegir.

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